Hace un tiempo me compré una hámster rusa, la llamé Pelusa porque siempre que la suelto por casa acaba llena de pelusas, además que es de color gris y blanco.
Su casa parece un chalet de dos pisos:
Tiene una casita de la que bajan unos escalones hasta un tobogán por el que se baja al piso de abajo. Allí tiene el bebedero, la rueda para correr y el comedero (que no usa mucho, porque toda la comida la coge, la lleva hasta su casa y la almacena).
Recientemente hemos descubierto que, aparte de las pipas de girasol, el maíz, el pienso y las nueces le gusta también la manzana...
Aunque una de sus cosas favoritas es observar lo que ocurre asomada a la puerta tras tomar un aperitivo de su despensa:
La próxima vez pondré fotos de Pelusa corriendo en la rueda, bajando por el tobogán o dentro de su bola de ejercicio.
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